lunes, 2 de junio de 2008

De Villafranca a Vega

La salida del precioso pueblo de Villafranca del Bierzo se hace tranquila y ya llevando en la mirada la cercanía de Galicia. Ya se huele a caldo, ya se oye el cálido acento gallego. Salgo con Elías, el amigo americano, de Texas, a quien dedicaré tiempo en estas páginas pues lo merece. La lenta subida hacia Vega de Valcarcel es bastante amena. Se anda por el andadero que ha dejado la vieja nacional VI, pasando bajo los inmensos pilares que sostienen la nueva autopista que tanto costó terminar y oyendo el cantar del rio truchero.
Poco más que contar, salvo que he preferido acortar esta etapa para salir con fuerzas y emprender con más ganas la subida al Cebreiro,además de no encontrar problemas de albergue allí arriba.
Hablo con peregrinos y algún que otro abuelo que me cuenta su vida, si literalmente: su vida.
Pero lo más de lo más: Me encuentro con un peregrino cargado con dos mochilas. Es médico y me cuenta que lo hace por una promesa. Y ahí viene lo curioso. No es una promesa hecha por él, sino por su suegra. La buena mujer prometió que de cumplirse cierta gracia, que no se cuenta, su yerno iría de Ponferrada a Santiago, con todos los pertrechos, pero durmiendo al raso y comiendo en la calle. "Cosas veredes".
Me comprometo a dedicar un capítulo de este blog a hablar de gente que he conocido o de la que he tenido noticia, verdaderamente extraña, que los hay, !y muchos!.

No hay comentarios: