domingo, 8 de junio de 2008

Hasta Arzúa



Ya he hablado en otra ocasión de "las piedras del camino". ësta fue para llorar y llorar, llooooorar y llooorar. Y nada me dijo el arriero. Salía yo de la ducha a eso de las 8 de la tarde en el albergue de Arzúa, tan feliz que iba canturreando una canción. No muy fuerte y casi para mí. Al llegar al dormitorio común, mientras me acababa de poner mis mejores galas para compartir cañas y charla con mis nuevos amigos, oigo un imperativa voz femenina, francesa y gatuna que me espetó con acento gabacho inconfundible:
Quierre usted callarr. No puedo dormir.
Al principio creía que no iba conmigo. Al segundo aviso, más feroz que el primero:
Usted maleducado. Usted no me deja dormir...Ya me cabree de verdad.
Me vinieron a la cabeza toda una retahila de colecciones de navajas usadas el dos de mayo por mis majos madrileños y mandé a la francesa a su pais diciendole entre otras cosas que los españoles cantábamos cuando estábamos contentos y que además de no acostarnos a la hora de las cluecas como ella, tambié cantábamos para no escuchar a las brujas gritar.
!Madre mia". Apareció el sufridor perpétuo de la vieja queriéndome explicar y convencer de que tanto yo como mis compatriotas no respetábamos a nadie. Entonces apareció George, mi amigo de Lyon y la bronca se tornó realmente virulenta pero en francés. Entre otras cosas pude entender que les mandaba a Francia y que ellos nunca entenderían a los españoles ni a España, que eran unos franceses prepotentes y que se sentía avergonzado de su comportamiento. Hasta ahí pareció calmarse la cosa pero quia!. Mientras mis amigos y yo compartíamos mesa y mantel apareció la francesa de nuevo, y digo se apareció porque parecía una visión extracorpórea con ganas de bronca. Recibimos todo tipo de insultos hasta que en un punto y seguido pudimos mandarla al lugar donde amarga el pepinillo. La cosa quebró porque nos dió tal carcajada a todos por el inusual envío que aquel trozo de alpargata se sintío avergonzada y con mirada desafiante se fue a dormir. Por la mañana mientras estaba despertándome se me mostró de nuevo, volvió a insultarme y creo que me sacó una foto para publicarla en un libro que dice que escribe. No sé donde cuadrare en tamaña literatura pero supongo que escribe sobre la cria caballar en Okinawa o la desesperación del cangrejo ciego de los mares del sur, porque de España, los españoles y nuestras bellas canciones de ducha, no se ha enterado demasiado.
Y del camino que voy a contar. Las fotos que publico son bastante explícitas y no quiero aburrir con la palabra exhuberante. Sólo recomendar en Melide, el pulpo, por supuesto pero en lugar de Ezequiel, debeis de probar el de A Garnacha.
En el albergue me dió por cocinar un pollo al ajillo que salió francamente "diferente", pero lo disfrutamos unos cuantos y después, como teníamos la llave en nuestro poder nos fuimos a tomar café y lo que se terciase a un bar cercano. Nos llevamos a una pareja de coreanos que sospechaban (por los ojos lo digo) y se lió una juega a base de rumbas y salsa que acabó llenando el local. Mal asunto porque la cosa acabó tarde y el dia siguiente nos esperaba Santiago.

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