jueves, 5 de junio de 2008

Hasta Palas de Rey


La noche de Portomarín no fue tediosa. Me dio la oportunidad de conocer a un francés, George, desafrancesado, que habla un más que correcto español y que reniega de determinados comportamientos de sus paisanos galos y de un italiano pausado e inteligente que gracias a una beca Erasmus/Orgasmus también habla nuestro idioma. hablamos de historia, de lenguas para unir, de ideales perdidos y de cómo y dónde encontrar nuevos motivos de ilusión social. Como latinos nos une entre otras muchas cosas la rebeldía y el gusto por saltarnos las normas. Es decir, que reunidos alrededor de una botella de Ribeiro repasamos nuestras coincidencias y buscamos nuestros nexos comunes. Tan agradable fue la compañía que el camino que nos separa hasta Palas lo hacemos juntos, charlando y a buen paso. La verdad que me llevan con la lengua fuera y estoy seguro que lo hacen ladinamente para que no pueda hablar.
Destaco también mis pinitos en japonés. Bueno, cómo decirlo?, un peregrino nipón con sonrisa constante y redorada que además habla un inglés peor que el mio, que ya es decir! se interesa, creo por los mejores brandys españoles. Creo que quiere llevar hacia el sol naciente alguna buena botella para que su hermano disfrute de un sol más reluciente. Le recomiendo Luis Felipe y que lo compre en Barajas cuando vuelva. Cada vez que me saluda, ya no me dice el consabido !Buen Camino!, ya me grita Luis felipppe, o incluso Dqqque deeeeearba!. En fin, a cambio he aprendido a decir correctamente Arigato y Tosiro Mifune.
El Albergue de Palas de Rey está lleno por lo que decido con mis nuevos amigos ir al albergue que hay antes de entrar, a un kilómetro escaso. !Qué desastre! Parece mentira pero en Galicia, que los albergues son la llamada de la Xunta para atraer turismo, están desabastecidos, mál mantenidos, no hay papel higiénico y la cocina es preciosa pero no se puede usar porque no hay utensilios. Lo peor es que para albergues con capacidad para 150 personas solo hay cutro baños y seis duchas. Un desastre que no creo que tengan idea de solucionar. Por cierto, los hospitaleros, que no son voluntarios, cobran una media de 1200€ brutos y no parece que se interesen ni lo más mínimo por los peregrinos. Cómo recuerdo Navarra, La Rioja , Burgos, Palencia o León con sus albergues, quizá más sencillos pero bién provistos y atendidos desinteresadamente, en los que lo primero que recibía ere una sonrisa caríñosa. No perderé la esperanza.

1 comentario:

ed dijo...

iru que tal? no se si te acordaras de mi, soy eduardo, el gaditano que conociste en zubiri y nos vimos despues en cizur y puente la reina...
pues nada, decirte primero que un un inmenso placer conocerte y que ya que no ha podido ser en el camino, por lo menos que nos veamos pronto en otro lugar al menos, y decirte ademas que sigo tu blog cada vez que puedo y muchas veces se me ponen los pelos de punta con las historias que cuentas.
Yo llegué a Santiago el lunes y todavia creo que estoy emocionado! Te deseo una muy muy feliz entrada en Santiago y a ver si nos vemos pronto.

Un fuerte abrazo

Eduardo