miércoles, 21 de mayo de 2008

De Burgos a Hontanas y Boadilla del Camino




Poco que contar: ando bien y ando sólo. Buen tiempo y paisaje aburrido por demasiado verde. Pienso, canto, me detengo aquí y allá. Hablo con paisanos en las tabernas donde me paro a refrescar mi sufrido gañote. Camino contento y féliz hasta llegar Boadilla donde tengo la duda sobre el albergue. Me llama la atención la disposición de uno recien abierto que atiende Serafín. Allí nos juntamos unos cuantos peregrinos y se nos impone con cierta marcialidad unas condiciones estrictas pero aceptables. Por otra parte tiene la ventaja de que no quiere turistas y que puedes quedarte hasta que quieras leyendo o tocando la guitarra. Además, prohibe tajantemente levantarse antes de las 7, cosa inusual pero fantástica. Entre los que nos encontramos allí hay que hacer la cena. Los víveres los pone Serafín y el resto lo hacen los peregrinos. Un italiano, que ha descubierto que no vale la pena correr, nos regala con unos espaguettis al dente, con ese punto que sólo tienen los italianos y yo hago una especie de paella en un puchero grande, con más voluntad que fortuna. No sale mal y todos disfrutamos de la cena, la compañía y del tiempo de sobremesa y tarantela.


Un placer.

No hay comentarios: