lunes, 12 de mayo de 2008

Toros en Los Arcos, Hospital en Logroño



Descubro que son las fiestas de San Gregorio en Los Arcos, fiestas menores, según los mozos que corren el encierro y que tienen toda la tarde el pueblo cortado. El encierro consiste en soltar unos novillos resabiados desde un camión y hacerlos correr por las calles una y otra vez hasta aburrirlos y por consiguiente a los espectadores. Duermo en el albergue rodeado de extranjeros, especialmente tiquismiquis uno al que el cielo confunda con el que comparto habitación. Como hacemos horarios europeos, a las 10 de la noche debe de estar todo el mundo durmiendo y el albergue cerrado. Esta gente madruga para llegar los primeros a la siguiente etapa. Tienen siempre prisa y creo que les importa un pito el espíritu que dá el camino. Parece ser que se lo montan como marcha senderista. Otro dia confirmaré el dato. Cuando puedo y hay luz en algún lugar del albergue, me quedo conversando o leyendo. Estaba disfrutando de la prosa sin par de Galdós y en eso aparece mi compañero de habitación hablándome en no sé qué lengua y me obliga a apagar la luz, que por cierto no podía molestarle. Pensé en hacerme roncador por un dia ante tanta susceptibilidad pero pude observar que se quejaba entonces de un reloj eléctrico que había en el pasillo y que se empeñó y consiguió quitar. No tenía intención de darle una noche toledana a pesar de haber valorado esa posibilidad maléfica, sin embargo, se la dí. No intencionadamente, pero se la dí. Acabé aconsejándole que debía de irse a un hotel y si no soportaba las cosas del camino, que hiciese la ruta del gilipollas, pero no entendió nada, aunque, eso sí, abría mucho los ojos.

A las 6 ya estaba dando tumbos por ahí. No podía dormir y madrugué mucho, tomé un café de máquina y a las 8 me puse en marcha. Me seguía molestando la pierna pero cuando entré en calor se fue mitigando el dolor. Un paseo precioso, varios pueblos encantadores con iglesia "Del Sepulcro, románica octogonal y templaria y hasta Viana una compañera de excepción Marta Zoreda, periodista Mallorquina, buena conversadora, que termina en Logroño su camino. En un par de horas destripamos la política nacional y construimos varios trajes a diestro y siniestro.

En Viana se nos une un franciscano chileno con el que compartimos mesa y huevos con jamón en un bar. Estamos los tres de acuerdo en que es un momento de felicidad.

Llegado a Logroño y hospedado, me voy al hospital a que me echen un vistazo. Parece ser una infección y debo guardar reposo un par de dias y unir a toda la farmacopea que me acompaña unos antibióticos.

Mi idea es no hacer caso al galeno y seguir andando hacia Nájera. En caso de que no pueda hacerlo, he pensado en viajar en autobús hasta Santo Domingo y allí esperar a mis ya compañeros de viaje. Ya se verá.

1 comentario:

abbispita dijo...

Hola muchacho. Como todo el mundo sabe “la lluvia en Sevilla (de vacaciones) es un coñazo ,pero se puede aguantar” lo que no tengo tan claro es, que tal será haciendo el caminito de Santiago. En serio, me parece genial que te hayas embarcado en esta aventura, desde aquí todos mis ánimos para tus piernas y mi cariñosa envidia para tu mente y tus sentidos.
Los versos que me mencionabas, son de un tal Horacio Guarany (lo acabo de mirar, ya sabes tu que mi memoria…) pertenecen a una cancion cuyo estribillo dice “Si el vino viene, viene la vida”, seguro que te suena., si no, ya te la cantare, total…
Cuando empece a leer que me pedías una canción, enseguida supuse que seria ”Madrecita Maria del Carmen”, claro que enseguida me di cuenta de que no querías poner celoso al Santo Yago. Que para esas, digo yo, que te podías haber apuntado al Rocio. Al menos no hacen horario europeo.
En fin, aquí tienes lo que me pediste.Yo lo recitaba con algunos cambios de mi cosecha, decía por ejemplo “llenar” en lugar de “volver”. “besar” en vez de “mojar” y “canten las guitarras” donde dice”lleven la guitarra”.

Qué triste ha de ser morirse
y no volver nunca más,
pero es tan linda la vida,
pero es tan churro el camino,
que si me muero algún día
entiérrenme en Mendoza,
en San Juan, allá en la Rioja
o en Cafayaté La Hermosa
que en vino habré de volver!
Y cuando lloren las viñas
para que rían los hombres,
he de volver en las copas
que habré de mojar las bocas
de mis viejos compañeros
o tal vez de la que quiero
y no me pudo querer...
y en una noche de farra
cuando lleven la guitarra
si ven al vino llorar
déjenlo llorar su pena
déjenlo llorar su pena
que en la lágrima morena
como nunca he de cantar:
La vida es un vino amargo,
dulce de jarra compartida:
que los que nadan pa' dentro
se ahogan solitos en vida.

¡Que disfrutes! Tomate un baso a mi salud y sobretodo cuida la tuya, la mental y la otra.
Un abrazo Angel