El único problema que me encuentro en esa parte es el ascenso al Alto del Perdón. La subida se hace complicada por el barro pero me alegran la vista y el oido, varios remansos y pequeñas recompensas en los cantos de los pájaros que van acompañando como música al compás. Voy con la idea fija de obedecer las indicaciones de Emilia (habla por aquí), y visitar Eunate. Después de serias recomendaciones a todo el que encuentro, de la importancia de la iglesia románica y su obligada visita, tomo camino adelante y cual "Capitán Araña" me paso el desvío y sigo hasta Puente la Reina, ante la sorpresa de los que atendieron mis consejos. Cerca de mi destino, doy la vuelta y me regalo 4Km hacia Eunate, sin olvidar los 4 de vuelta. Valió la pena. Es una iglesia octogonal rodeada de un claustro al aire que en otros tiempos se cubría con un entramado de plantas, según me cuenta un peregrino que es un enamorado del lugar. Me cuenta también que en la parte superior se puede ver con la misma forma octogonal un mirador astronómico. Rodeada de misterios y leyendas la dejo atrás y regreso echando el resto a Puente la Reina, con la convicción de haber estado en un lugar verdaderamente mágico.
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