viernes, 30 de mayo de 2008

Ponferrada, problemas y soluciones

La cuestecita que nos lleva hacia Ponferrada es dura y peligrosa. Eso sí, bajando, pero quizá más dificultoso, por las tendinitis y los resbalones que subir. El regalo de la llegada a Molinaseca es un rio, que en verano forma una presa pequeña y en el que da gusto bañarse. Con el frio que hace eso es imposible pero se agradece un baño largo de pies para relajar. Al cabo de media hora, los pies como nuevos y una bolsa de cerezas en la mano, salgo a toda prisa hacia Ponferrada con la esperanza de encontrar una óptica donde me puedan hacer un cristal para mis gafas. Pensaba que podría aguantar hasta la vuelta sin ellas pero se me hacen imprescindibles. Sigo con mi buena estrella y encuentro en Ilusión öptica unos profesionales de tomo y lomo que se desviven por solucionar el problema y a fe que lo hacen. Más tarde y como ya conozco la ciudad, me voy a relizar las labores propias de mi sexo. Hago la compra. Mis sopas de ajo se están haciendo famosas en estos pagos. Compartimos las sopas y la velada varios humanoides de varias nacionalidades, las disfrutamos y para terminar como corresponde, Diego, el hospitalero por accidente y devoción, que también disfrutó de la sopa, nos propone tomar unas copas, para terminar dignamente, en un bar cercano. Accedimos como poseidos por una fuerza demoniáca. !Un gin tonic a las 12 de la noche!. Casi ni recordaba lo que era ni a qué sabía. Buena charla, lo humano y lo divino como temas de actualidad. Un dia de suerte. Un dia feliz.

No hay comentarios: